Netflix lanzó el tráiler de su segunda y última temporada
Resumen
Con el estreno de su tráiler oficial, Netflix confirmó que la esperada segunda y última temporada de División Palermo llegará el próximo 17 de julio. La serie argentina creada, dirigida y protagonizada por Santiago Korovsky, que se volvió un fenómeno […]

Con el estreno de su tráiler oficial, Netflix confirmó que la esperada segunda y última temporada de División Palermo llegará el próximo 17 de julio. La serie argentina creada, dirigida y protagonizada por Santiago Korovsky, que se volvió un fenómeno en 2023, retoma su universo de humor ácido y sátira política con seis nuevos episodios.
Una cosa es ser de Inteligencia y otra, muy distinta, es ser inteligente. Vuelve la Guardia Urbana y vuelve División Palermo con una nueva temporada el 17 de julio. pic.twitter.com/ngWdWvbWgu
— CheNetflix (@CheNetflix) June 25, 2025
En esta nueva entrega, que tendrá seis capítulos, la inusual Guardia Urbana Inclusiva enfrenta a una organización criminal camuflada detrás de una tienda de café de especialidad. Como en su primera temporada, la serie apuesta al absurdo y la exageración para poner en jaque los discursos de corrección política, el tratamiento superficial de la diversidad y el oportunismo institucional.
Producida por K&S Films, División Palermo se consolidó como un éxito tanto de audiencia como de crítica: fue reconocida con el Emmy Internacional a Mejor Comedia, obtuvo siete Premios Cóndor de Plata, un Premio Sur y un Premio Platino, entre otros galardones. Todo con un elenco diverso y personajes que representan minorías visibles, desde personas con discapacidad hasta identidades de género no hegemónicas, sin caer en estereotipos intocables.
“La serie se ríe de nuestras propias torpezas cuando queremos ser políticamente correctos. También hay una burla a las instituciones que buscan mostrarse modernas e inclusivas, pero sin hacer verdaderos cambios de fondo”, explicó a Tiempo Argentino Korovsky, quien vuelve a ponerse en la piel de Felipe Rozenfeld, el torpe protagonista que termina reclutado en esta fuerza de seguridad alternativa.

A su lado regresan Daniel Hendler (Miguel Rossi), Pilar Gamboa, Martín Garabal, Charo López, Facundo Bogarín, Hernán Cuevas y Valeria Licciardi, entre otros. En esta nueva etapa se suman Juan Minujín, Alejandra Flechner, Esteban Bigliardi, Inés Efron, Guillermo Arengo y Martín Piroyansky, mientras que se despiden dos figuras entrañables: Nilda “Betty” Sindaco y Julio Marticorena, fallecidos recientemente.
Como en la primera temporada, la serie combina humor, acción y policial, con diálogos filosos y personajes tan ridículos como entrañables. En esta entrega, la Guardia Urbana vuelve a enfrentar situaciones absurdas mientras intenta responder a un llamado institucional más estético que efectivo. Su jefa, una ministra de Seguridad encarnada por Valeria Lois, busca rédito político sin importar la eficacia del operativo.
“Miguel está tratando de articular algo destinado al fracaso. Su optimismo es patético, pero humano. Me gustó mucho interpretarlo. Tiene algo de Quijote: se engaña a sí mismo para no sentirse tan ridículo”, reflexionó Hendler sobre su personaje, un expolicía devenido en líder de esta “fuerza modelo”.
Entre los integrantes de la división se destacan una mujer en silla de ruedas harta de la condescendencia (Gamboa), un joven con enanismo fanático de las armas (Cuevas), un hombre ciego (Bogarín), una escritora trans (Licciardi), un inmigrante boliviano que sueña con hacer stand-up (Renato Condori Sangalli) y un adulto mayor que niega su sordera (Marticorena).

El guión, afilado y provocador, esquiva la solemnidad. En lugar de apuntar a las minorías como figuras intocables, las pone en escena para exponer contradicciones propias y ajenas. “La mejor forma de ser inclusivos es permitirnos reírnos de todos por igual, sin señalar. La serie invita a que el humor sea un puente al diálogo”, sostiene Hendler.
El propio Korovsky lo resume así: “A veces, el humor sirve para escapar de los problemas. Otras veces, es una herramienta para pensarlos desde otro ángulo, para hacernos cargo de nuestras propias miserias sin dejar de reírnos”.
Con solo ocho episodios en su primera temporada, División Palermo logró lo que pocas series argentinas recientes: generar conversación, incomodar y entretener al mismo tiempo. A tal punto que varios hechos reales posteriores a su emisión —como un robo en plena detención policial en las calles de Palermo— parecieron calcados del guión.