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“Milei debería saber que sacar los tanques a la calle no sirve”

Resumen

Con sus 90 años, pocos europeos conocen mejor que él las realidades de América Latina. Creó IPS para tender un puente que quebrara la brecha informativa que caracterizaba las relaciones entre los países del Norte y del Sur del mundo. […]

“Milei debería saber que sacar los tanques a la calle no sirve”


Con sus 90 años, pocos europeos conocen mejor que él las realidades de América Latina. Creó IPS para tender un puente que quebrara la brecha informativa que caracterizaba las relaciones entre los países del Norte y del Sur del mundo. También fue director de los servicios periodísticos para América Latina en la RAI, fundó Other News, así como la Red de Sistemas Nacionales de Información (ASIN) para América Latina y el Caribe, la Agencia Latinoamericana de Servicios Especiales de Información (ALASEI), y otras iniciativas. Ha colaborado con numerosos organismos de las Naciones Unidas (el PNUD, el PNUMA, la UNESCO, el UNICEF, el FNUAP, el UNITAR) y ha recibido distinciones como el Premio de la Paz de Hiroshima, el Memorial Joan Gomis, el Premio Salvador Allende. En 2021, fue nombrado Caballero de la Orden del Mérito de la República Italiana.

— ¿Cómo se ve desde Europa el fenómeno Milei, en el país de América Latina con tanta historia de luchas sociales, políticas, sindicales…?

— Hay una polarización en Europa entre dos bandos, que ya no son tanto entre derecha e izquierda sino entre democracia y autocracia. Esta distinción puede parecer inútil, pero es importante porque es con el método de las autocracias que la derecha toma el poder, cosa que no hace la izquierda. Lo notable es que nosotros tenemos en todos los países europeos partidos de extrema derecha y en tres de ellos ya en los gobiernos: la República Checa, Croacia y Hungría. A su vez están empujando para llegar en Francia, en Alemania y entre ellos hacen una unión internacional, en la cual participa Netanyahu, participa Bolsonaro, participa Milei. Esta alianza internacional queda clara cuando el vicepresidente de EE.UU. fue a hablar al parlamento europeo y lo atacó diciendo que no era democrático porque impedía que la derecha francesa y la derecha fascista alemana pudieran participar en el gobierno. Y esta internacional de extrema derecha que se va configurando tiene el gran capital y una fuerza muy importante en el sistema informático, también en los diarios, televisión, radio. Este entramado entre información, comunicación y nuevas tecnologías es extremadamente fuerte y la izquierda en ese sentido está muy por detrás.

— ¿Cómo participa Milei en la trama internacional de extrema derecha?

— Milei se ha metido en esta ola, acá visita a Meloni y a otros referentes europeos, obviamente apoyado por Trump. Y la gente lo ve un poco como una caricatura. Él dice que habla en nombre de la escuela austríaca, pero la escuela austríaca nunca llegó a proponer recetas tan absurdas como las de él. Milei es un señor que ignora totalmente que la escuela austríaca dice que hay que hacer reformas estructurales, pero teniendo en cuenta los costos sociales de las mismas, pero puede lograr el apoyo de toda esta derecha internacional, de lo cual la última prueba ha sido el rescate totalmente absurdo de Trump, que en EE.UU. le han recriminado por preferir dar una plata enorme a Argentina sin ninguna garantía y desfinanciar al sistema público, lo que va a implicar despedir a mucha gente. Milei es visto por acá como un caso divertido, nadie lo toma en serio (salvo los seguidores de esa tendencia), lo miran como una persona que caricaturiza a la extrema derecha. En general no se ocupan de él, pero tiene el apoyo de toda la derecha económica, política, cultural, para quienes está haciendo las cosas bien. Y no nos olvidemos de que al lado, en Chile, Kast el candidato de extrema derecha dijo que el límite de Milei era enviar los tanques a la calle: “Si yo fuera Milei pondría los tanques en la calle, así después la gente estará tranquila y no protestará más”. O sea que de alguna manera consideran a Milei débil y piensan en estas salidas, cosa que debe preocupar a la gente normal.

Roberto Savio: “Milei debería saber que sacar los tanques a la calle no sirve”

Foto: Pedro Pérez

Roberto Savio: “Milei debería saber que sacar los tanques a la calle no sirve”

— ¿Qué relación hay entre la corrupción y las nuevas derechas?

— Lo que llama la atención de Argentina es una especie de corrupción tan explícita y provocadora que aparece a veces como un motivo de orgullo o de gracia. Esa corrupción es estructural a los actuales modelos autoritarios como el de Milei, que la reivindican. Tiene como inspirador al presidente de EE.UU., que le da una coartada a toda esa alianza occidental. Cuando un presidente en conferencia de prensa dice que al cumplir su mandato aumentó su patrimonio en millones de dólares como para que la gente lo aprecie, hace del dinero el único elemento fundamental de la política internacional. O pone amigos y familiares sin ninguna experiencia política en puestos de poder y llega al extremo de hablar de Gaza como un asunto inmobiliario. O se transforma en el primer presidente que se ocupa de merchandises al vender perfumes en la Casa Blanca. Entonces. ¿dónde queda aquella idea de la ética? Yo tengo mucha preocupación cuando por ejemplo pregunto a los niños de las escuelas: ¿la pobreza es un fenómeno natural? Y te dicen: sí. No ven que la pobreza está hecha por el hombre. ¿La guerra, es un fenómeno natural? Te dicen: sí. La naturalización de los grandes defectos humanos es un hecho que a mí me preocupa mucho.

— Siento que es una época en la que todo vale: para decir, para hacer, para sentir… ¿Estamos en la era de la post verdad?

— Efectivamente. De hecho, la verdad ya no existe. Cuando el Sr. Trump hace ocho años ganó las primeras elecciones dijo que había sido con la cantidad de participantes más grande de la historia de EE.UU. no era cierto, pero él lanzó la teoría de que tenía una verdad alternativa. Y esta idea de la verdad alternativa es la que ha primado después en todo el mundo en las nuevas democracias que han surgido, donde no importa la verdad sino lo que la gente cree. Ya en la época de Reagan la economía norteamericana era desastrosa, pero él decía que iba bien y todos estaban contentos. Ya lo hemos visto con el ministro de propaganda nazi Goebbels cómo la política se maneja no en base a ideas sino en lo que opina la gente y eso puede manipularse y cambiar. A este proceso interno de la verdad y de la política se suma ahora el tema de la verdad en otro proceso del sistema de comunicación, que es el de la Inteligencia Artificial. La IA decide cuál es la verdad, porque cuando yo hago la consulta, ésa es la verdad que recibo, y cada día más la gente cree que la IA dice la verdad, especialmente los jóvenes, que piensan que la respuesta de la IA es una respuesta definitiva. Ahora, el problema es que la respuesta de la IA no es neutra. Los programadores de la IA son todos blancos, hombres, y por lo tanto tienen el juicio típico de un hombre blanco americano. Así que yo creo que lo que está en crisis en realidad es el espíritu crítico, la capacidad de la gente de tenerlo y me temo que si no hay alguna medida de corrección de esta situación la nueva generación tendrá un cambio antropológico importante.

— ¿Esto se expresa políticamente en la ultraderecha del mundo occidental?

— Sí, claro, porque los métodos de la derecha sacan una paleta de valores que está obsoleto, que está fuera del proceso histórico: Dios, familia, nación, la idea de una sociedad basada en la economía y en las finanzas como instrumento privilegiado. El nacimiento de esta tecnología les permite tomar el control de las finanzas y la política. En las plataformas los trolls han eliminado toda posibilidad de identificar las fake news, y tenemos en EE.UU. una generación de gente joven cada vez más prisionera de las plataformas. Y éstas son para dar ganancia, por lo que privilegian el mecanismo de excepcionalidad, porque la noticia excepcional llama más la atención y hay más lectores; las noticias que no son excepcionales desaparecen.

— Para terminar, Roberto, ¿todo esto está ligado a una crisis muy profunda producto del capitalismo y de la degradación de lo que sería la civilización occidental?

— Acá hay dos elementos importantes. Uno viene de la psiquiatría: cuando alguien no quiere reconocer la verdad, la rechaza. Occidente sigue creyendo que es el centro del mundo. Milei se alinea detrás de esa ignorancia. Y siguen en una negación que no les permite hacer una política verdaderamente multilateral y darle espacio a los países del sur. El otro tema es que cuando miras la realidad, ves que estamos en una crisis estructural muy profunda. Tenemos una crisis muy seria que es la del medioambiente y la gente la ignora, no está preocupada. El segundo problema es que se ha parado la lucha contra el hambre. Ahora Europa va a gastar 800.000 millones de euros en armamentos, suma con la cual se hubieran solucionado una serie de problemas globales. ¿Y de dónde vienen las armas? De EE.UU. Entonces uno ve todo eso y dice: el mundo es un inmenso negocio que no tiene nada que ver con las prioridades de la sociedad. Y entonces la gente dice no puedo hacer nada y deja de votar. Respecto al capitalismo, el actual no es el capitalismo alemán donde el sindicato estaba en el consejo de administración de la fábrica, donde había programas de responsabilidad social de la empresa, todo eso se ha abandonado con la caída del muro de Berlín, al haber desaparecido la amenaza del comunismo. El capitalismo se ha ido sin control, aliado al Consenso de Washington en los años 80, el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y el Tesoro norteamericano. A su vez coincidieron con esa brillante idea de la Tercera Vía de Tony Blair de que la globalización era imparable. Dejamos de ocuparnos de la justicia social y los obreros y entonces ellos votan a la derecha. El capitalismo ahora está en una fase nueva que no tiene nada que ver con la vieja escuela: es absolutamente salvaje, un capitalismo corrupto que coloca los capitales en paraísos fiscales, donde el total de los depósitos se calcula que está en tres trillones de dólares. O sea, suficiente para solucionar todos los problemas de presupuesto de los países, pero estamos en una situación en la que en las esferas de poder se ha perdido todo control, todo sentido de vergüenza y ética. Entonces la única solución es que la gente vuelva a sentirse protagonista de su vida y tome posición en su familia, en su sociedad. Si miles y millones de personas toman posición, el sistema no aguanta. Vean ustedes lo que ha hecho la Generación Z: antes en Siri Lanka, después en Bangladesh, después en Nepal, ahora en Marruecos, en Madagascar y lo seguirá haciendo, porque a pesar de lo que dice Kast y piensa Milei enviar los tanques a la calle no sirve. Yo creo que la respuesta debemos darla nosotros sabiendo que no vamos a cambiar individualmente nada, pero podemos hacer redes, dar testimonio de los valores en los que hemos crecido, de la paz, de la cooperación, de la dignidad humana. El día que se haga esto la ola de corrupción y de vergüenza moral que estamos viviendo va a encontrar un muro. Esto para mí tiene mucha importancia, sobre todo para los jóvenes.

Tomado de Tektónikos.

Ver el original acá.



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