el impacto de Wimbledon, lo que viene y las ganas de pelotear con Nadal « Diario La Capital de Mar del Plata
Resumen
Por Marcelo Solari La potencia y la velocidad del golpe realmente sorprenden. Al pegar de revés, la pelota corre. Pero cuando lo hace de drive, viaja mucho más rápido aún. Y el sonido limpio del impacto parece prolongarse en el […]

La potencia y la velocidad del golpe realmente sorprenden. Al pegar de revés, la pelota corre. Pero cuando lo hace de drive, viaja mucho más rápido aún. Y el sonido limpio del impacto parece prolongarse en el aire. A un costado, los chicos de competición que hacen un alto en su entrenamiento en el Edison Lawn Tenis no ocultan sus expresiones de asombro cada vez que Solana Sierra golpea desde el fondo o sube a volear.
La tenista marplatense viene de vivir un Wimbledon soñado. De quedar afuera en la última ronda de la “qualy”, accedió al cuadro principal como perdedora afortunada y se convirtió en la primera “lucky loser” de la historia del torneo londinense en llegar hasta los octavos de final, lo cual le significó ingresar en el Museo del torneo que se juega en el All England Lawn Tennis & Croquet Club. Un logro impresionante, por cierto. Pero que lejos está de conformarla. “Obviamente que quiero seguir soñando con más”, le dijo a LA CAPITAL en entrevista exclusiva.
El haberse instalado en el top-70 en el ranking mundial de la WTA le permitirá jugar mejores torneos y, de paso, ya está clasificada para el último Grand Slam del año, el Abierto de Estados Unidos.
Solana descansa y entrena en Mar del Plata. Se tomó un respiro para pasar tiempo en casa, con los afectos y tomar impulso para encarar la segunda parte del año.
Este miércoles entrenó con el tenista local Agustín Leguizamón, a quien agradeció especialmente, al igual que al profesor Horacio Zeballos, quien cedió las instalaciones del Edison Lawn Tenis para la práctica y también para la entrevista con este medio.
-¿En cuánto te cambió la vida, si es que te cambió, después de este Wimbledon inolvidable?
-Bueno, no sé si me cambió la vida. Es decir, obviamente fue algo muy grande lo que logré y también algo muy lindo. Pero trato de mantenerme tranquila. La realidad es que mi día a día sigue siendo igual. Sigo entrenando, sigo yendo al gimnasio. Tengo que tratar de mantenerme enfocada, de seguir mejorando. Obviamente que quiero seguir soñando con más, mejorar todavía más el ranking. Y para eso hay que seguir trabajando, no queda otra.
-¿Cómo fueron esas horas previas al estreno, después de haber quedado afuera en la última ronda de la “qualy”?
-El día que perdí en el tercer partido de la “qualy” fue duro, un poco triste. Estaba bastante triste en verdad. Bueno, nada, ese mismo día me enteré de que luego del sorteo entre los “lucky losers” había quedado como número uno, entonces había un poco de esperanza por ahí. Pero iban pasando los días y no se bajaba nadie. Y el lunes, como 15 minutos antes de entrar a la cancha me enteré de que estaba en el cuadro principal. Fue todo bastante rápido y me llenó de felicidad poder estar habilitada para jugar en Wimbledon.
-¿Acaso terminó siendo mejor que se haya dado todo tan rápido que no te dio tiempo ni para pensar contra quién tenías que jugar?
-Sí, sí. Yo creo que me ayudó bastante no estar los días anteriores pensando tanto, analizando. Me ayudó a no ponerme tan nerviosa. Me acuerdo de ese primer partido (N. del R.: le ganó a la australiana Olivia Gadecki). El primer set lo jugué muy bien y creo que eso me liberó un poco y fue muy importante para todo lo que vino más adelante.
-Desde acá daba la impresión de que te fuiste ganando el apoyo del público, aún cuando eliminaste a Katie Boulter, una británica. ¿Lo notaste así?
-Sí, se re-notaba en los partidos. En cada cancha en que me tocaba jugar iba mucha gente a ver y sentí mucho el apoyo, es muy bueno eso para el jugador. Y sentía ese apoyo adentro de la cancha y también afuera, porque se me acercaban muchas personas a saludarme, a pedirme fotos. Fue realmente muy lindo sentir ese apoyo.
-Te festejaron mucho eso de que te tenías que cambiar de departamento a cada rato…
-(Risas) Sí, a veces es un poco difícil el tema del alojamiento, porque no sabés hasta cuándo te vas a quedar. Y en mi caso, no sabía si iba a entrar al torneo o no, entonces habíamos cerrado hasta tal día, y al final terminé entrando. Y volví a ganar y tuvimos que ir extendiendo. Terminó siendo una anécdota graciosa.

Solana Sierra con Horacio Zeballos y alumnos de competición del Edison Lawn Tenis.
-Todos los torneos de Grand Slam tienen lo suyo pero ¿Wimbledon te pareció supremo? Es el más tradicional y también tiene como un aura especial…
-Sí, ahora que ya pude vivir en primera persona todos los torneos de Grand Slam, Wimbledon me pareció el mejor. Es un torneo con mucha historia y el lugar es increíble. Los detalles que tiene el torneo, se nota que les importan mucho los jugadores. Las instalaciones del club son espectaculares, y son varias cosas muy lindas que suman para el global del torneo.
-¿Es muy diferente a cuando te tocó jugar en Junior?
-Sí, porque no es lo mismo jugarlo en Junior. Yo lo jugué y me acuerdo de que estábamos como en otra parte. Es tan grande el All England Club que, si bien utilizamos las mismas canchas que en el torneo principal, pero entrábamos en calor y esperábamos nuestros partidos en otro lado. Y no había tenido acceso a la parte de los profesionales, así que eso también fue lindísimo.
-¿Cuáles son tus objetivos para lo que resta del año?
-Tratar de mantenerme en el ranking que tengo, obviamente si se puede subir, muchísimo mejor y, al mismo tiempo, en esta segunda parte del año disfrutar de los torneos que me quedan. Son torneos lindos, grandes, y después habrá que pensar en todo lo que vamos a hacer el año que viene. Pero eso será más adelante. Ahora viene la parte para disfrutar lo que pude lograr y apuntando a mejorar, buscando la mejor forma en la gira para llegar bien al US Open.
-¿Desde cuándo estás en la Academia de Rafael Nadal?
-Me presenté en marzo, estuve en un período de prueba y ahora ya estoy oficialmente ahí como jugadora de la Academia.
-¿A Rafa lo ves? ¿Va o no va a la Academia?
-Sí, sí, él está mucho tiempo tiempo allí, anda por todos lados.
-¿Y no te dan ganas de decirle, “peloteemos un par de canastos”?
-(Risas) ¡Ah, sí! Pero debe tener dos mil asuntos para atender y dos mil pedidos para entrenar, jaja. ¡Ojalá pudiera!
Del calor extremo al frío polar y lo valioso de estar en casa
-¿Lo más complicado del regreso a Mar del Plata fue el brusco cambio de temperatura?
-Sí, tremendo. Veníamos del verano europeo, con ola de calor, y llegamos acá con ola polar, increíble el frío. Pero estoy en casa.
-Eso no se paga con nada…
-Sí, estar con la familia, los amigos, es para disfrutarlo porque la mayor parte del tiempo no se puede.
-¿Estás entrenando todos los días?
-Sí, físico sí. Pero tenis empecé recién el lunes. Me había tomado una semana para no jugar porque venía de muchos meses sin parar, así que me vino bien descansar un poco. Ahora voy a intensificar para volver en el Masters 1000 de Cincinnati, empieza el 7 de agosto.
-Volvamos al comienzo de la historia. ¿Dónde comenzó todo? ¿Con Alejandro Dillet?
-En realidad, empecé con mi papá (Omar Sierra), me acuerdo mucho de cuando iba a pelotear con él aunque era muy chiquita, y al poco tiempo fui a la Academia de Alejandro Dillet, tendría 3 o 4 años, tomaba clases y jugaba sus torneos formativos. Después pasé a Teléfonos, con Bettina Fulco, desde los 5 a los 9, y en Once Unidos, con Hernán Cortez, desde los 9 hasta los 14. Fue una etapa muy linda, en la que no había tanta presión y solamente jugaba por diversión y por disfrutar, así que tengo muy lindos recuerdos de toda esa época.

Repeticiones hasta el cansancio para automatizar cómo descargar todo el peso del cuerpo en cada impacto.