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Acusan a un intendente de Río Negro de apropiarse de tierras rurales

Resumen

Aunque pasaron casi seis meses y se encuentra extinguido, el devastador incendio forestal que afectó en febrero al Paraje Rural Mallín Ahogado, al norte de El Bolsón, sigue arrojando novedades sobre la manipulación poco transparente de las valiosas tierras de […]

Acusan a un intendente de Río Negro de apropiarse de tierras rurales


Aunque pasaron casi seis meses y se encuentra extinguido, el devastador incendio forestal que afectó en febrero al Paraje Rural Mallín Ahogado, al norte de El Bolsón, sigue arrojando novedades sobre la manipulación poco transparente de las valiosas tierras de la zona.

El último escándalo dejó expuesto al municipio, cuando la comunidad educativa de la Escuela Rural 103, del Mallín Ahogado, descubrió por casualidad que el intendente local Bruno Pogliano intentaba en silencio apropiarse de cuatro de las 25 hectáreas que la escuela ocupa desde su creación en 1930.

Todo comenzó hacia fines de febrero, apenas controlado el fuego, cuando una mañana las autoridades de la Escuela Rural 103 detectaron a un grupo de personas que trabajaban en la limpieza, deforestación, amojonamiento y alambrado de un terreno dentro de la escuela. Allí, proyectaban para este año comenzar el sembrado de plantas y árboles alimenticios con los estudiantes de la ruralidad.

De inmediato radicaron la denuncia policial, notificaron al Consejo Escolar y al Ministerio de Educación provincial. Pero casi mueren de la sorpresa cuando, al presentarse horas después en el catastro de la Municipalidad, descubrieron la existencia de planos trazados en 2024 en los que una parte de las tierras ocupadas por la escuela ya no figuraban como en los planos originales del siglo pasado, previos incluso a la existencia legal de la provincia de Río Negro.

En síntesis, lo que parecía una intrusión era en realidad una oscura apropiación de cuatro hectáreas que venía ejecutando en silencio el intendente Pogliano sin informar ni a las autoridades de la escuela, ni a la comunidad educativa, ni al Ministerio de Educación (ocupante original del terreno) ni al catastro provincial.

Desde el descubrimiento, los vecinos hicieron preguntas que nunca les respondieron, un grupo de legisladores de la provincia presentó un pedido de informes que el Gobierno rionegrino jamás respondió, y hasta el área de legales del Ministerio de Educación realizó un extenso informe acerca de su propiedad sobre esas tierras.

Una de los hechos llamativos que despertaron suspicacias entre los habitantes del Paraje Rural, fue que en ese extraño y oculto plano catastral de 2024 que intenta quitarle tierras a la escuela, no figuraban algunas edificaciones que un año después fueron quemadas por el brutal incendio que arrasó la zona rural. Entre ellas, una Sala de Salud a la que asiste la población rural y que todavía no fue reconstruida pese a las reiteradas promesas incumplidas del gobernador Alberto Weretilneck.

El plano que le extirpa cuatro hectáreas a una Escuela Rural, y que hasta hace poco era mantenido en la clandestinidad, presenta todo el trazado característico de un loteo con calles internas y abastecimiento de servicios públicos, en una zona de bosques nativos, vistas esplendorosas y a pocos metros de un camino pavimentado que lleva hacia el centro de esquí.

Los vecinos de la zona que relataron a Tiempo los pormenores de este nuevo incidente ocasionado por el intendente Pogliano, prevén que el tema se convertirá en una larga batalla judicial que vendrá a sumarse a las otras que llevan desde hace años.

El impacto de los incendios

Esta situación ocurre en el contexto de una tensión permanente entre los habitantes del Mallín Ahogado y el intendente Pogliano, quien desde hace casi una década desarrolla una agresiva política antirural con el propósito de convertir a El Bolsón en una economía de monoproducción turística, sin los asentamientos agrícolas y agroecológicos que caracterizaron ese valle paradisíaco, heredero de la cultura hippie de los años setenta.

Aunque carece de infraestructura y servicios para hacerlo, su política busca sembrar de loteos y barrios privados las miles de hectáreas de tierra fértil, bosques nativos y agua en abundancia pero decreciente, que hoy ocupan las centenares de familias dedicadas a la agricultura familiar o a las pequeñas explotaciones rurales sin impacto ambiental y en armonía con el entorno cordillerano.



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