la tragedia neoliberal vendida en tono de comedia
Resumen
Basada en hechos reales pero atravesada por la ficción, Menem combina drama y tragedia para construir una mirada crítica -y no exenta de ironía- sobre la década del noventa. La historia abarca desde la campaña presidencial de 1987 hasta la […]

Basada en hechos reales pero atravesada por la ficción, Menem combina drama y tragedia para construir una mirada crítica -y no exenta de ironía- sobre la década del noventa. La historia abarca desde la campaña presidencial de 1987 hasta la trágica muerte del hijo del ex presidente en 1995.
Lejos de ser un repaso lineal, el relato se apoya en una cuidada construcción estética y narrativa que interpela tanto a la memoria como a la sensibilidad del espectador. Con una puesta en escena eficaz y una ambientación milimétrica, la serie logra revivir la atmósfera de una época marcada por el contraste entre la euforia neoliberal y el colapso social.
Leonardo Sbaraglia, como Carlos Menem, ofrece una interpretación meticulosa: encarna a un líder carismático, seductor, escurridizo y, sobre todo, pragmático. A su lado, Griselda Siciliani compone una intensa Zulema Yoma, que transita el escándalo, el divorcio y el dolor más profundo con notable solidez actoral.

La serie introduce, además, un interesante recurso narrativo: el personaje ficticio de Olegario Salas (Juan Minujín), fotógrafo presidencial que actúa como testigo y narrador de los hechos. Su mirada humaniza -y por momentos ridiculiza- al poder, mientras acompaña el ascenso del caudillo riojano desde una perspectiva personal, casi íntima.
A lo largo de sus seis episodios, Menem avanza con ritmo sostenido por los hechos que marcaron la década: el alzamiento carapintada de Mohamed Alí Seineldín, la instauración del plan de convertibilidad con Domingo Cavallo (interpretado por Campi), el escándalo del Yomagate, las privatizaciones, los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel, y el Pacto de Olivos con Raúl Alfonsín (Fernán Mirás).
La serie no escatima en mostrar el costado más oscuro del menemismo. Con una dosis de humor ácido, revela el entramado de intereses políticos, empresariales, esotéricos y diplomáticos que rodeaban al poder. Dos personajes ficticios, Ayala (Marco Antonio Caponi) y Silverman (Guillermo Arengo), simbolizan en el tramo final al entorno más turbio del ex presidente y aportan un aire casi mafioso al relato.

La dirección de arte, a cargo de Natalia Mendiburu, junto con la música de Sergei Grosny, logra una reconstrucción detallada de la estética noventosa, tan recargada como inolvidable. La producción juega con lo kitsch sin caer en la caricatura y se permite escenas de humor negro que recuerdan que, como decía una película de Woody Allen, “la comedia es tragedia más tiempo”.
Lo más valioso de la serie es su capacidad para generar contradicciones: se puede admirar su factura técnica y reír con sus absurdos, pero también sentir bronca y angustia al recordar las consecuencias de un modelo que aún resuena. Es, en definitiva, una propuesta audaz que invita a debatir los ’90 con la distancia crítica que solo el arte —y el tiempo— pueden ofrecer.
Menem
Director: Ariel Winograd. Creador: Mariano Varela. Guionistas: Mariana Levy, Federico Levin, Luciana Porchietto, Silvina Olschansky, Guillermo Salmerón. Elenco: Leonardo Sbaraglia, Juan Minujín, Griselda Siciliani, Mónica Antonópulos, Fernán Mirás, Campi, entre otros. Disponible en Prime Video.
