Mercedes Sosa, la cantora que incomodó a los poderosos
Resumen
La imagen de Mercedes Sosa yéndose hacia su exilio en Europa aquel febrero de 1979, con el bombo bajo el brazo y el corazón destrozado, vuelve una y otra vez en estos tiempos. Meses antes, la habían llevado presa junto […]

La imagen de Mercedes Sosa yéndose hacia su exilio en Europa aquel febrero de 1979, con el bombo bajo el brazo y el corazón destrozado, vuelve una y otra vez en estos tiempos. Meses antes, la habían llevado presa junto a sus músicos y a su público, por cantar “Cuando tenga la tierra” en La Plata. Ese hecho, las repetidas cancelaciones de sus conciertos y las amenazas de bombas la obligaron a marcharse.
Mercedes Sosa siempre fue una cantora que incomodó. No sólo a los sectores poderosos, muchas veces incomodó incluso a sus mismos colegas, porque si de algo sabía era de interpelar con el canto, con las declaraciones y sobre todo, con sus gestos. Cada recital, cada álbum discográfico, cada entrevista, cada conferencia de prensa (muchas de las inolvidables en el Festival de Cosquín) fueron una constante toma de posición.
Escuchar en estas épocas la vigencia de sus declaraciones e incluso de su repertorio demuestra hasta dónde llegaba la consciencia histórica de Mercedes Sosa. Su cuna peronista y su participación fundamental y fundacional en el Nuevo Cancionero consolidaron o tal vez fueron los pilares de la carrera musical de la tucumana como cantora.
“Yo nunca maté a nadie, nunca robé, jamás tuve un arma, no sé por qué la dictadura me perseguía”, dijo Mercedes Sosa en más de una ocasión. Paradójicamente, 30 años después, Milagro Sala en el prólogo del libro Jujuy, laboratorio de la represión, se hace la misma pregunta. Es que la derecha no pierde jamás sus mañas ¿O será que siempre persigue políticamente a quienes responden con acciones a su consciencia histórica? ¿Será que la derecha no puede frenar a una mujer con convicciones, coherencia y acción?
En estos tiempos virulentos, dolorosos y de tanto odio, muchas personas me dicen “¡Cómo se la extraña a Mercedes en esta época!”. Y, sí, se la extraña como una cantora que creaba un sentido colectivo sobre la música popular. Y que puso el cuerpo hasta el final con la misma convicción con la que puso amor y ternura en cada una de esas canciones que hoy nos consuelan.
Pero sobre todo se la extraña por la valentía y la incorrección cuando se trataba de defender a su pueblo o a sus colegas. Como en 2008, cuando fue a Perú y el entonces presidente, Alan García, la recibió con toda cordialidad pero ella llegó retándolo. “¿Por qué ustedes la dejan sola a la señora de Kirchner. Está sola enfrentando a los oligarcas, ustedes no la defienden porque es mujer”, le dijo a un sorprendido García. Después de eso, la reunión transcurrió en absoluta paz. Pero se lo dijo a un funcionario y lo decía en las entrevistas.

Muchos años antes, en la entrega de los premios Gardel, cuando recibió el Gardel de Oro, cortó toda emoción para retar a los periodistas porque, como ahora, llevaban meses maltratando y ninguneando a Fito Páez. También es conocido su enfrentamiento con el expresidente Carlos Menem durante la década del 90.
Defensora de mujeres, de niñes, de trabajadoras y trabajadores y de ancianos, su instinto musical siempre la llevó a construir musicalidades, que dieran cuenta de la vida de los más vulnerables, que denunciaran. Y no fue pose, fue convicción.
La imagen de Mercedes yéndose del país en el 79 con el bombo bajo el brazo contrasta con otra: Mercedes riendo a carcajadas empujando una valija. Llegaba a su regreso épico de trece teatros Opera en febrero de 1982, conciertos que marcaron un clima de regreso de la democracia argentina para muchísimas personas. Había triunfado la libertad, de la verdadera.
En sus años finales, su último disco también marcó una postura, buscó unir generaciones y estilos pero trazó también allí una línea de contenido musical.
Mercedes Sosa y el papel de los artistas
“Hay gente que no quiere componer, no quiere escribir sobre cosas, no quieren cantar sobre cosas, pero las cosas siguen existiendo. La miseria sigue existiendo, las injusticias. Cuando se termina de luchar en la barricada, cuando hay una democracia, hay que seguir luchando porque la democracia no es total, no es todo. Los intelectuales, los artistas, toda esa gente tiene que seguir permanentemente como centinela de lo que significa una democracia. Porque la democracia se puede hablar pero a lo mejor no se puede ejercer. Entonces los artistas como nosotros volvemos a estar otra vez en las plazas públicas luchando contra la impunidad, contra la gente que desaparece y nunca la encontraremos. En fin. Son muchos problemas en los cuales los artistas deben salir a hablar”.
Sí, se la extraña mucho a Mercedes Sosa.