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L4: Lula quiere hacer historia

Resumen

Casi sin sorpresa, se confirmó en la política brasileña algo esperado: la postulación de Luiz Inácio Lula da Silva al período 2027-2031 para la presidencia de la República Federativa de Brasil. De lograrlo, sería su cuarto mandato. Luego de haber […]

L4: Lula quiere hacer historia


Casi sin sorpresa, se confirmó en la política brasileña algo esperado: la postulación de Luiz Inácio Lula da Silva al período 2027-2031 para la presidencia de la República Federativa de Brasil. De lograrlo, sería su cuarto mandato. Luego de haber disputado la presidencia en 1989, 1994 y 1998,  logró consagrarse presidente en 2002 y 2006. Fue electo nuevamente en 2022, mandato que está cumpliendo.

Además, ampliará las páginas de su capítulo histórico: ya es una figura insoslayable en la memoria política de su nación, y sería el presidente con más períodos democráticos alcanzados. Porque si bien Getulio Vergas estuvo 18 años como presidente, sólo en dos ocasiones fue electo democráticamente (1934 y 1951), en tanto que en las otras dos fue a través de un golpe de Estado (1930 y 1935).

En definitiva, el actual jefe de Estado brasileño confirmó su candidatura con fuerte optimismo, diciendo: «Tengo 80 años, pero pueden estar seguros de que tengo la misma energía que  tenía cuando tenía 30. Y voy a postularme para un cuarto mandato en Brasil». Lula lo dijo este 23 de octubre, en medio de su visita oficial a Indonesia.

Algún analista político podría afirmar que Lula aún tiene que ganar las elecciones de octubre de 2026. Pero cabe señalar que el escenario electoral es propicio para lograrlo, apoyado en dos pilares del gobierno, el fortalecimiento de su política nacional e internacional y la buena tendencia económica.

En el plano electoral, Lula está viviendo una proyección que lo coloca como victorioso en cualquier escenario comicial. Es el líder con mejor imagen de la política brasileña y ganaría a los posibles candidatos presidenciables en la actualidad. Según la consultora Atlas, Lula cuenta con un respaldo del 51% del electorado brasileño, siendo por primera vez superior a la imagen negativa, propiciada por la pérdida de valoración que sufrió la figura de Jair Bolsonaro, luego de la condena por intento de golpe de Estado.

Las encuestas de opinión también muestran una victoria de Lula en segunda vuelta sobre varios posibles contrincantes. 52% sobre 44% con Jair Bolsonaro (hoy inhabilitado); 52 sobre 44% con Tarcisio Freitas; 52 sobre 43% con Michelle Bolsonaro; 52 sobre 35% con Romeu Zema; 52 sobre 36% sobre Ronaldo Caiado; y 51 sobre 37% con Rathino Jrs. Cabe señalar que el espectro bolsonarista tiene de base más del 40%, poseyendo aún poder de daño, aunque los sondeos de primera vuelta muestran a Lula en ventaja tanto con Bolsonaro o con Tarcisio de Freitas; e incluso podría ganar sin balotaje contra Michelle Bolsonaro.

Una base de la consolidación política de Lula fue su posicionamiento político frente a la presión de Donald Trump, propiciada por el bolsonarismo, quien impuso unilateralmente aranceles a productos brasileños para su ingreso a EE UU. Oportunamente, Lula sostuvo que Trump “no había sido elegido para ser emperador del mundo” y sostuvo un principio de reciprocidad.

Incluso, la embestida de Trump le permitió a Lula y el petismo arrebatar la bandera nacionalista al bolsonarismo. El mismo Lula los tildó de «vendepatrias». Y dijo: «Estamos viviendo una excrecencia política: un tipo que hacía campaña envuelto en la bandera brasileña ahora está envuelto en la bandera de EE UU y pidiendo impuestos contra Brasil», en alusión directa a Eduardo Bolsonaro, diputado por São Paulo e hijo del expresidente, a quien calificó de «enemigo de Brasil».

A pesar de la medida, la tendencia de la economía brasileña indica que no hubo un impacto negativo, como lo esperaba el bolsonarismo, y la balanza comercial de Brasil dejó un superávit de U$S 6133 millones de dólares en agosto, mes inmediato del inicio de la medida de Trump. Suma al cuadro económico una perspectiva de crecimiento, moderado pero sostenido, que sacó a Brasil de la retracción sufrida durante la pandemia. Así, la economía brasileña crece sostenidamente desde hace 16 semestres, con una tasa promedio del 2,2% anual, acompañado de un 5% de inflación y un tipo de cambio estable, que propicia un escenario económico bueno y controlado.

 Muchos dirían que aún falta un año para las elecciones de octubre de 2026: no obstante, la perspectiva parece allanar el inicio de un L4.



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